SAINT-JACQUES BISTROT

 
 
 

EL CAMPO, EL MAR Y LOS VINILOS

SE FUSIONAN

CDMX, Mexico, 2024

 

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La cocina francesa, los cócteles y la música se han unido a los valores delupcycling y el diseño sustentable para Saint-Jacques Bistrot, el más reciente diseño del despacho mexicano liderado por Regina Galvanduque y Andrés Mier y Terán.

Un espacio de arquitectura ecléctica con volúmenes y perspectivas insólitas, que invitan a descubrir la vanguardia en el diseño, son las claves de Uncommon Ground, la más reciente comisión de  MYT+GLVDK en el que el despacho proyecta su expertise en las experiencias memorables para un generar un concept store al sur de la capital mexicana.

 
 
 
 

La propuesta de MYT+GLVDK para Saint-Jacques Bistrot fusiona tendencias estéticas contemporáneas con la esencia mexicana, creando un proyecto sustentable que busca revitalizar un icónico punto de encuentro de la ciudad. Con una barra de vinilos y una fusión innovadora de elementos marinos y campestres en gastronomía y diseño, también renueva el concepto del comptoir —bebidas y aperitivos servidos de manera informal en un mostrador — para que esta esquina vuelva a ser un centro vibrante y atractivo para las nuevas generaciones, al tiempo de celebrar la tradición.

Para este nuevo espacio culinario de los chefs Israel Montero y Karina Mejía, el punto de inicio ha sido el upcycling, entendido como el proceso de elevar elementos en desuso a nuevas formas, para ser puestos nuevamente en valor a través de una evolución creativa. El equipo de diseño —liderado por Regina Galvanduque y Andrés Mier y Terán— ha insuflado nuevos aires a este local de Polanco (donde anteriormente funcionó un tradicional oyster bar), recuperando su estructura y reciclando

componentes, dotándolo de una atmósfera clásica y distendida, realizando un diseño integral que abarca desde su identidad gráfica hasta su arquitectura interior.

El diseño de los espacios comenzó con los trabajos de despeje y limpieza de la estructura original, a partir del reciclaje de los materiales encontrados en el proceso constructivo. Fue así como se descubrió un piso de terrazzo que fue conservado y restaurado, diferentes elementos de terminaciones, herrajes y piezas de carpintería que habían sido cubiertas tras sucesivas remodelaciones previas. También se optó por reciclar la gran barra en roble macizo existente, manteniendo en todo momento la premisa de crear nuevos elementos de diseño a partir de los componentes que el propio espacio otorgaba.

 

Fue así como se descubrió un piso de terrazzo que fue conservado y restaurado, diferentes elementos de terminaciones, herrajes y piezas de carpintería que habían sido cubiertas tras sucesivas remodelaciones previas. También se optó por reciclar la gran barra en roble macizo existente, manteniendo en todo momento la premisa de crear nuevos elementos de diseño a partir de los componentes que el propio espacio otorgaba.

La materialidad elegida se caracteriza por su sustentabilidad, con un juego de contrastes entre lo antiguo y lo moderno, así como un acertado balance entre diferentes texturas, tonalidades seleccionadas y materiales nobles.

La materialidad elegida se caracteriza por su sustentabilidad, con un juego de contrastes entre lo antiguo y lo moderno, así como un acertado balance entre diferentes texturas, tonalidades seleccionadas y materiales nobles. Los textiles de mezclilla son los protagonistas absolutos del espacio: realizados en colaboración con ⅛ Takamura, su presencia en tapices y uniformes refuerza el carácter joven y casual del nuevo diseño. Como complemento a los elementos de recuperación, se ha utilizado madera de álamo entintado y bejuco para el nuevo mobiliario, iluminación funcional realizada en resina y metal, y cubiertas de fórmica para las mesas y el comptoir, estableciendo un nexo con la historia del espacio, sin dejar de lado la informalidad del bistrot.

 

 

 
 
 
 

El comptoir también es una manera de honrar la tradición, al tiempo de atraer los gustos y sensibilidades actuales. La música, la mixología y la cocina francesa son los pilares de Saint-Jacques Bistrot, y forman parte de la iconografía seleccionada para su imagen de marca: ilustraciones que se incorporan de manera versátil en forma de murales, acentos decorativos —en vajillas, parches o uniformes—, o siendo parte de las diferentes piezas gráficas de comunicación. La paleta cromática está inspirada en el menú, formado por platos franceses que mezclan el campo y el mar.

Diferentes tonalidades de café conviven con dos variantes de azul (que evocan a la mezclilla lavada y a la original), complementado con negro y blanco hueso, dando calidez y estructura a una imagen tradicional pero lúdica.

 

 

Los detalles complementarios mantienen este mismo concepto, expresado a través de diseños atemporales con un twist contemporáneo.

La boiserie del comedor tiene aplicaciones de cuero café, en diálogo con las cortinas en mezclilla original y la nueva sillería tapizada en mezclilla celeste, evocando en sus líneas a la tradición ebanista nórdica; en la terraza, las sillas Thonet y mesas clásicas de bistró se rejuvenecen con bordes de aluminio y acentos de color y otros elementos utilitarios de influencia francesa —como las ollas en cobre, la cubertería Laguiole o la vajilla creada en conjunto con Taller Ánfora— comunican la esencia informal de este espacio.